Ayer salimos al cumpleaños de Javiera (hija de Carolina, una buena amiga nuestra) y la celebración era en casa de su abuela en Malloa.
Si bien ya conocía el lugar, era la primera vez que iba en moto (la verdad es que estoy practicando para un viaje más grande) y salvo un pequeño incidente con un pañuelo al viento que terminó cortando la cadena con la que amarraba la moto, el viaje fue completamente placentero.
No tengo Tag, y me comí todos los pórticos de AC de ida y regreso, así que estoy esperando a ver si salgo "favorecido" en la página de los deudores, o si aún mantengo mis poderes stealht... sin embargo una vez pasado el río Maipo, la cosa se pone normal, y los peajes son racionales, $500 Angostura, y $100 la mayoría de los empalmes laterales... que delicia sería si Santiago tuviese el mismo aprecio por los vehículos de dos ruedas...
Malloa es una localidad rural muy pequeña y muy bonita, ideal para salir a pasear... aunque la mayor parte del día sábado la pasamos metidos en la casa por las tareas propias del cumpleaños... las estrellas son una maravilla, lamentablemente mi cámara no las captaba.
La familia de Carolina es muy cercana a nosotros, y siempre nos han hecho sentir parte de ellos (nos conocemos hace casi 10 años), entre amenas conversaciones y visitas a las demás casas, pasamos toda la tarde, Sergio, el papá de Carolina, me hizo un curso rápido de pintura al óleo, así que espero aplicar todos los conocimientos en el cuadro que aún no termino, y pese a lo breve debo reconocer que me sirvió bastante.
Hoy nos levantamos temprano y salimos por los alrededores, antes del desayuno aproveché de tomar varias fotos por los alrededores de la parcela, luego todos juntos, fuímos al cerro de la ciudad, en algo que llamé The quest for the seven suns, que consistió en un raid por todo el cerro buscando unos famosos dibujos, fué entretenido, no lo niego, ya que me encanta subir y bajar cerros, pero salvo varios aleros rocosos y bosquecillos muy bonitos, no encontramos nada más... nunca vimos los "siete soles".
Finalmente unos paseos por ríos y caminos de tierra, mi negra se comportó de maravillas en ambos terrenos (barro incluído) por lo que ya me atrevería a subir al cajón, más allá de donde se acaba el asfalto.
De ahí al Cementerio Parroquial, y a jugar en las curvas cercanas a la casa.
Hoy en la tarde emprendimos el regreso, cosa que me llevó un poco más de hora y media, en total, recorrímos cerca de 400kms en un solo paseo.
Más fotos en mi Flickr.
Etiquetas: amigos, motocicletas, paseos