o... Yo y el Folklore.
Mi Padre es, entre otras varias cosas, Profesor de Folklore. Mi Mamá formó casi siempre, parte de algún conjunto folklórico ligado al área de la salud, en la cual ella trabajaba.
Desde chico vi pasar frente a mí trajes de los más variados estilos, desde su diseño a su confección, e uso final inclusive... máscaras, gorros y de todo un cuanto hay de uso folklórico de norte, centro y sur... La música folkórica llenaba mi casa, lo que a uds. satura en Septiembre, era pan de cada día en la niñez de quien escribe.
Horas y horas de gitanos, de chinos, de diabladas, de valses, de danzas zoomórficas, de salón, etc.. horas y horas, ya que los asuntos debían grabarse y compartirse, en una especie de red P2P de antaño, pero en mano (real) y en cassette... y uno ahí jugando con sus monos, en el Spectrum o viendo t.v. mientras la banda sonora se repetía sin parar.
Septiembre no era nada, ya que lo peor había pasado en los meses previos... igual a los meses antes de Diciembre, y las odiosas danzas de pastores, que se convertían en el soundtrack previo a mi cumpleaños.
Alguna vez hasta me tocó bailar a mi, y alguna otra vez hasta aportillé la presentación de alguien más... dicen que fué memorable mi "participación" en la actuación de Pedro Yañez en el Festival de San Bernardo... dicen, ya que tenía con suerte 2 o 3 años, y evidentemente no guardo recuerdos de esa etapa de mi vida.
En fin, el Folklore no va conmigo, y es una cuestión de piel y de principios, y más allá de apreciar la calidad artística y creativa de algunos autores del neofolk o como se llame, la cosa simplemente no me gusta. Menos bailar... menos la cueca.
Hay personas que conocen a mis padres y con un poco de extrañeza me preguntan: -¿y tú no bailas/cantas/aprecias nuestros bailes/cantos/cosas folklóricas?...
Mi respuesta es siempre la misma: - No.
Y ante su cara de extrañeza, no puedo sino enumerar mentalmente las razones aquí señaladas, considerar que es muy difícil condensarlas y más arduo aún pretender que me entiendan, así que lo simplifico en un escueto: No me gusta.
Peor aún, hasta han cuestionado mi "chilenidad" o mi amor por el país... pero tales afirmaciones ni siquiera me molestan... solo me río un poco.
Y llega Septiembre y comienzan las actividades folklóricas, como puedo me arranco de ellas, pero algo sé, y es inevitable el no "evaluar" el desempeño de bailarines, cantantes y profesores... es inevitable el corregir, No, no es "Tirana" es diablada, o sambos, o lo que sea... y por mucho que me pese, me es inevitable el no transportarme a las acciones de mis padres y a mi infancia, más que mal, todo el folklore de chile es parte de mis raíces.
Aunque no por eso bailaré cueca... al menos no ésta vez.