Tenía ganas de darme una vuelta y recorrer estas callejuelas en la oscuridad de la noche, la noche es agradable, calles despejadas, buena visibilidad, poco ruido, luces altas que te permiten una mayor facilidad de movimiento, y bueno, la noche también permite ser parte de ella, una sombra más que viaja a través de una ciudad que duerme demasiado temprano un día viernes.
La idea era volver al Cementerio (fuí hace poco a interiorizarme del asunto de las visitas guiadas), y observar esas esculturas de la Plaza de Avenida La Paz, esas mujeres en tránsito hacia el cementerio, que parecen caminar junto a la muerte, bellas y distantes, no pude evitar notar que no tienen ningún rayado, tal parece que estas señoras inspiran más miedo que respeto, lo cual se agradece, ya que la plaza en toda su extensión está vacia y permite la reflexión, ahí junto al Monumento a los Muertos del Incendio de la Compañía, no por nada recuerdan a 200 almas que perecieron ese día (obra de Carier Bellause), de muestra unos ángeles (no me gustan los ángeles, pero de noche se ven sumamente bellos).
Bueno y ya que estamos casí sumidos en un sentimiento de religiosidad, de regalo algunas imágenes de Iglesias de Santiago que tomé hace poco rato, la infaltable Catedral, la Iglesia de Santo Domingo y la Iglesia de Las Rosas, que esconden entretenidos detalles que luego les voy a comentar en otro post.
No deja ser der una contradicción en mí, que pese a mi desprecio hacia la Iglesia y sus manifestaciones, siempre me han gustado las iglesias, su estructura, su pasado, las personas que yacen ahí bajo nuestros pies, las historias innumerables que se narran día a día, peticiones imposibles, deseos inalcanzables, todo ello impregnado de olores extraños y velas, si... las iglesias de verdad son un espacio muy interesante, deberían abrirlas de noche, por que serían aún más entretenidas, o acaso Dios tendrá horario de atención?
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